PARA TODOS LOS QUE CAMINAN A EMAÚS
Si conoces el texto sabes de qué hablo. Dos jóvenes huyen de Jerusalén decepcionados. Todas sus esperanzas de que el mundo podía ser distinto han fracasado. A Jesús de Nazaret le acaban de crucificar, la vida sigue como estaba... vamos a sobrevivir. Un desconocido les hace preguntarse cosas, les explica la Palabra. Ellos le invitan a cenar, comparten con él su vida en torno al pan y al vino... y se les abren los ojos. Reconocen en el desconocido al mismo Jesús. La historia de nuestras clases no siempre acaba en reconocer a Jesús en la bendición del pan y el vino. Siempre en reconocerle en la mirada, en el corazón ardiente, en la atención a los demás. Ahí tambien está Jesus.